El fin de la indiferencia ante la explotación sexual infantil
Y pienso en el buen intento y las buenas intenciones editoriales de mostrar optimismo por lo que sucede. Nada de esa imágen es real. Sigue siendo un panorama absolutamente negro. sigue siendo una realidad donde el silencio grita, aulla, estalla. Miles de niñas y niños se retuercen asqueados en su espíritu, mientras su cuerpo parecería hablar en venusino. Porque eso es el sexo para un niño, asco y representación de lo que no es. Un mundo bizarro.